En todas partes leemos o escuchamos temas relacionados a las inversiones, a la educación financiera, a la búsqueda de la independencia y libertad económica. Incluso, hay un mercado de oportunistas cuya supuesta oferta es explicarte cómo lograr dicho cometido, sin hablarte a ciencia cierta de algún método, producto o modalidad de negocio. 

Ahora bien, en la mayoría de casos escuchamos sobre estos temas siendo adultos, sin la práctica necesaria, sin formación académica orientada a la generación de riqueza. La cultura del ahorro y las inversiones en México aún es joven, y por ahora está en conocimiento de un pequeño sector de la sociedad. 

Sin embargo, es importante comenzar a instruir a las nuevas generaciones en lograr hábitos y prácticas que les ayuden a conseguir un estilo de vida adecuado y financieramente saludable.

Es así que pienso que la vía para comenzar a enseñar a los pequeños de la casa sobre cultura financiera es el juego y el sistema de recompensas. Mediante el juego, pueden aprender los conceptos esenciales sin la necesidad de explicaciones confusas. Sí, hablamos de “jugar al inversionista”. 

Niños jugando, educación financiera, remates bancarios.

Educación financiera desde la infancia

Podemos comprar algunos de esos billetes de juguete para hacer más llamativo el juego, y hacer un juego de compra y reventa. 

Realmente puede ser de cualquier cosa: carritos, canicas o cualquier juguete del que se tengan varias piezas. La idea es que los niños compren los “productos”, luego dejen pasar un momento, y luego cambiar el precio para que luego ellos nos revendan, y así multipliquen su inversión. Se pueden agregar cartas de suerte, que harán más dinámica la interacción y planteen posibles problemas, de modo que se vayan introduciendo conceptos como “deuda”, “variación de precio”, “ganancia”, etc.

La otra manera es comenzar prácticas reales con ahorros del cochinito. Pienso en mi sobrina que nos vende sus bellos dibujos artísticos (lo que además le enseña que el arte se cobra, así sea un hobbie). Ella guarda su dinero para tener más en un futuro cercano. ¡Así es como le enseñamos sobre el ahorro!

Además de eso, le decimos que con ese dinero tiene que comprar sus pinceles, crayolas, acuarelas y lo que le haga falta, así que tiene que ir previniendo dichos gastos y agregarlos al precio de sus obras. Le explicamos entonces que lo que hace para recuperar sus materiales y poder generar más trabajos es la inversión, y que de ella obtendrá una ganancia una vez que nos venda los trabajos. Para estimular el trabajo, “aumentamos la demanda” y pedimos más dibujos.

Niños con Madre, hablando de remates hipotecarios.

Avanzando en familia

Lo que intento decirte es que podemos enseñar estos hábitos financieros y conceptos sin tener que recurrir a manuales de contabilidad ni mucho menos a gurús. 

Por último, me gustaría apelar a otro recurso familiar: la imitación. Los niños aprenden mucho más de lo que ven de lo que se les dice. Si nosotros realizamos pequeñas o grandes inversiones, ellos lo deben saber. No importa que no comprendan la naturaleza completa de lo que pasa, pero poco a poco lo verán como algo cotidiano e irán entendiendo más esta práctica.

Por ello amigo, te invito a jugar con tus peques, y en el juego procurar introducir conceptos del mundo financiero. Seguro que esto no sólo ayudará a fortalecer los lazos familiares, sino que enseñarán a todos sobre la importancia de ahorrar e invertir.